No sabía realmente si quería estar ahí. Ya estaba matriculada. Sentía que mi estomago explotaría en cualquier momento, estaba muy nerviosa. ¿Cómo será el profesor?, ¿El ramo será muy difícil? ¿Cómo serán mis compañeros? Llegue temprano, aun no eran las 8.30. Para la suerte de mi ansiedad, llegó junto a mí una joven que lucía extraña pero eso no me impidió saludarla. Tenía que sentirme acompañada de alguna manera. Se llamaba Elena y estaba igual de complicada que yo. El entrar a un mundo nuevo donde nuevos retos, responsabilidades, personas y situaciones no sabes cómo se avecinan provoca miedo...miedo a lo desconocido. Al pasar de los días fui conociendo a los profesores, las asignaturas, el ambiente. Al principio escuchar al profesor de fonética solo hablar en inglés fue un poco frustrante, sentías que no entendías nada y que nunca serias capaz. Pero, ese jamás debe ser tu pensamiento. Todo es tan manipulable, el conocimiento y cerebro también. Hay esperanza. De a poco fui integrándome con personas especiales que formaron posteriormente el grupo de apoyo en los estudios. Las 3 compañeras con quienes pasamos variadas emociones y situaciones. Finalmente todas teníamos un rol implícito y a veces daban ganas de cambiar esos roles, solo tenía que sacar la fuerza universal adquirida.
